lunes, 15 de agosto de 2016

Gracias

Es tan fino el hilo que separa la felicidad de la tristeza. El tener todo y nada.
Siempre he estado por encima de ese hilo, ahí donde se encuentra la felicidad, el "todo", he hecho mil esfuerzos y mil piruetas para mantenerme donde estaba. Aunque el hilo se estuviese dando de sí o hubiera perdido el equilibrio, he conseguido quedarme en el sitio que yo creía agradable.
Pero, un día, no recuerdo si porque se rompió el hilo o yo perdí mi seguridad, pero finalmente, caí. Noté como iba perdiendo todo y justo ahí, cuando pensaba que solo quedaba lo peor por llegar, estabas tú, sujetándome, sin importarte los motivos por los que estaba cayendo. 
Me enseñaste que, una vez que pierdes todo, tu sonrisa puede seguir en tu boca, y que los besos son gratis, que trepando a base de sueños puedes conseguir volver a ser el que eras, o incluso mejor. 
Que dos hilos rotos pueden formar uno, que dos caminos se pueden unir y que nunca estarás sola si no quieres.

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